miércoles, 8 de febrero de 2017

EXCURSIÓN INOLVIDABLE. Ainhoa Cuartero Muñoz 4 ESO B


        
     Os voy a contar un suceso ocurrido el día 14 de diciembre de 2016 en el Museo Arqueológico de Córdoba.  Mis compañeros del IES TRASSIERRA y yo partimos de excursión hacia la plaza de Jerónimo Páez.  Caminábamos muy deprisa ya que nos detuvimos para el ver el mercadillo de Navidad de la Plaza de las Tendillas.
         Una vez que llegamos al museo, la encargada del mismo nos hizo dejar las mochilas, paraguas, móviles… en una taquilla y empezamos inmediatamente a ver las esculturas de la segunda planta, escuchando las explicaciones de la profesora.
          Después bajamos todos a la zona situada en el sótano del museo, donde se encuentran los restos del antiguo teatro romano de Córdoba.  Nada más llegar a esta zona, noté una extraña sensación, como si alguien me observara; no quise estar más tiempo allí y subí a la recepción, de camino aproveché para ir al baño.
          Cuando quise salir de los servicios, no pude; la puerta estaba cerrada, no podía abrirla.  Estaba muy asustada y no podía contactar con nadie…Tras un buen rato encerrada, alguien me abrió la puerta y pude escuchar unos pasos que se alejaban rápidamente.  Me apresuré a la puerta de entrada del museo, pero no vi a nadie en la recepción, ¡el museo estaba cerrado! 
         Me sentí aun más asustada  cuando empecé a oír voces en la parte de arriba del museo, en la planta donde estaban las esculturas.  A pesar de que temblaba de miedo, la curiosidad me hizo subir a la segunda planta.  No podía creer lo que estaba viendo allí arriba, todas las figuras me miraban fijamente.  Yo no daba crédito a lo que veía y de repent la diosa Afrodita comenzó a moverse y a gesticular, pidiéndome que me acercara a ella.  Tuve el suficiente valor para aproximarme a ella y la diosa me susurró que llevaba años sin poder comunicarse con nadie, que era un auténtico placer tenerme allí, pero que debía guardar para mí este gran secreto.
          Me quedé junto a Afrodita toda la noche, la sensación de pánico que sentía al principio, fue desapareciendo a medida que comenzábamos a hablar.  Esa noche aprendí multitud de cosas sobre la antigua Grecia.  Fue una experiencia apasionante.

           Cuando comenzó a amanecer, las estatuas volvieron a sus puestos.  El museo ya estaba a punto de abrir.  Yo podía volver a casa y  Afrodita descansaría después de una noche agotadora, sabiendo que su secreto permanecería bien guardado.

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