Juan había dormido mal esa noche y
tenía sueño. El calor del aula y la
pesada explicación de la profesora sobre gramática, casos y declinaciones hizo
que sus ojos empezaran a cerrarse lentamente. De repente entró en el aula un
individuo vestido con una bata blanca, el hombre aseguraba que había inventado
una máquina del tiempo y que buscaba a algún alumno dispuesto a probarla. La mano de Juan se alzó como un resorte, se
levantó y acompañó al tipo de la bata blanca a una habitación que, a pesar de
los cinco años que llevaba asistiendo a este instituto, no había visto nunca.
La habitación estaba llena de luces
verdes y botones de todas las formas y tamaños imaginables. El hombre de la bata le dijo que era un
científico y que llevaba años intentando viajar en el tiempo. Tomó a Juan de la mano y lo situó en medio de
la habitación, donde brillaba una luz blanca tan potente que obligó a Juan a
cerrar los ojos. El científico tocó unos
cuantos botones y Juan se vio inmerso en un profundo túnel de colores, sintió
de inmediato una fuerte presión en el pecho que aumentaba constantemente,
parecía que no acababa nunca pero por fin paró y Juan respiró aliviado.
Cuando abrió los ojos, Juan se vio
vestido con una toga, sentado en la cavea de un teatro romano, viendo una
comedia latina. Juan se encontraba
rodeado de otros hombres vestidos como él, con la toga; todos miraban atentamente
la escena y reían ante las ocurrencias y gestos disparatados de los
actores. Los actores llevaban máscaras
que parecían muy pesadas, pero ellos se movían con sorprendente facilidad. Hablaban en latín y lo más increíble de todo,
Juan entendía todo lo que decían…¡ Sabía latín, y sin estudiar!
Sonó el timbre para el cambio de
clase, Juan se despertó sobresaltado. Miró a su alrededor y vio que seguía en
el aula de latín. ¡Se había quedado
dormido durante toda la hora! Para
evitar la consecuente bronca de la profesora, recogió rápidamente sus cosas y
salió corriendo hacia la clase de inglés,
deseando no volver a dormirse, porque a lo mejor podía acabar tomando el
té con la Reina de Inglaterra…
Vuestros relatos son muy interesantes.
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