martes, 13 de diciembre de 2016

IO SATURNALIA. LAS NAVIDADES DE LOS ROMANOS O LAS SATURNALIA DE LOS CRISTIANOS. LATÍN 1º BACHILLERATO DE HUMANIDADES

            El emperador Teodosio (379-395) fue el último emperador que gobernó todo el imperio, pero   es más  conocido porque abolió los cultos paganos y convirtió el cristianismo en la religión oficial del imperio.
          A partir de este momento se inició una lucha ideológica entre cristianismo y paganismo en la que, como todos sabemos, venció el primero.  Sin embargo, la jerarquía eclesial cristiana de la época tuvo la habilidad de no forzar la abolición total de la cultura pagana sino que toleró y asimiló todo cuanto sirviera a su propósito (o tempora, o mores).
       Las Saturnalia  son un claro ejemplo de esta asimilación de costumbres.  Los cristianos hacen coincidir los ritos y fechas de la festividad más importante del año de los romanos, las Saturnalia, con el acontecimiento más importante para el cristianismo, el nacimiento de Jesucristo.  Las Saturnalia duraban una semana, solían comenzar el 17 de diciembre y poco a poco se fueron prolongando hasta llegar al 25 de diciembre.
      Las Saturnalia en Roma se celebraban por dos motivos:
  • ·       Fiesta en honor de Saturno, un dios agrícola. Probablemente coincidieran con la finalización de las tareas agrícolas del año y era un momento de descanso para toda la familia incluidos los esclavos.
  • ·       Celebraciones en honor del Sol Invictus que señalaba el fin del período más oscuro del año.

        Muchas de las costumbres tanto religiosas como profanas que tenemos en Navidad tienen su origen en la fiesta de las Saturnalia.
        La fiesta comenzaba con una ceremonia religiosa en el templo del dios Saturno ( Misa del Gallo ??) que se iniciaban con el grito IO SATURNALIA ,  después se celebraba un gran banquete público, en el que se reunían las familias y se hacía un intercambio de regalos ( parece que hemos mantenido las comilonas y el consumismo, aunque los regalos eran más modestos: tarros de miel, velas, figuritas de terracota, frutos secos…).  También se decoraban las casas con guirnaldas y velas… (en esto no hemos cambiado mucho).
       En toda la ciudad se respiraba un ambiente festivo, ya que no había clases, ni sesiones del Senado, ni juicios, ni se ejecutaban las sentencias de muerte. También estaba permitido hacer sorteos de lotería  (¡el gordo de Navidad ya existía en Roma!) y se levantaba la prohibición de los juegos de azar.
     En las celebraciones era muy importante la luz, todos los banquetes se hacían a la luz de las velas y de antorchas (¿las luces de Navidad?), porque se festejaba el fin del período más oscuro del año (Santa Lucía acorta las noches y alarga los días…) y el nacimiento del nuevo período de luz, el llamado “Sol Invictus” con la entrada del Sol en Capricornio o solsticio de invierno (25 de diciembre).  De hecho, en el año 354 dC  el obispo de Roma, Liberio, ordenó que el 25 de diciembre se celebrara como el día del nacimiento de Cristo.

                   Así pues este año no olvidemos que podemos felicitar las fiestas de dos maneras:

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