El
emperador Teodosio (379-395) fue el último emperador que gobernó todo el
imperio, pero es más conocido porque abolió los cultos paganos y
convirtió el cristianismo en la religión oficial del imperio.
A
partir de este momento se inició una lucha ideológica entre cristianismo y
paganismo en la que, como todos sabemos, venció el primero. Sin embargo, la jerarquía eclesial cristiana
de la época tuvo la habilidad de no forzar la abolición total de la cultura
pagana sino que toleró y asimiló todo cuanto sirviera a su propósito (o tempora, o mores).
Las Saturnalia son un claro ejemplo de esta asimilación de
costumbres. Los cristianos hacen
coincidir los ritos y fechas de la festividad más importante del año de los
romanos, las Saturnalia, con el acontecimiento más importante para el
cristianismo, el nacimiento de Jesucristo.
Las Saturnalia duraban una semana, solían comenzar el 17 de diciembre y
poco a poco se fueron prolongando hasta llegar al 25 de diciembre.
Las
Saturnalia en Roma se celebraban por dos motivos:
- · Fiesta en honor de Saturno, un dios agrícola. Probablemente coincidieran con la finalización de las tareas agrícolas del año y era un momento de descanso para toda la familia incluidos los esclavos.
- · Celebraciones en honor del Sol Invictus que señalaba el fin del período más oscuro del año.
Muchas de las costumbres tanto
religiosas como profanas que tenemos en Navidad tienen su origen en la fiesta
de las Saturnalia.
La
fiesta comenzaba con una ceremonia religiosa en el templo del dios Saturno (
Misa del Gallo ??) que se iniciaban con el grito IO SATURNALIA , después se
celebraba un gran banquete público, en el que se reunían las familias y se
hacía un intercambio de regalos ( parece que hemos mantenido las comilonas y el
consumismo, aunque los regalos eran más modestos: tarros de miel, velas,
figuritas de terracota, frutos secos…).
También se decoraban las casas con guirnaldas y velas… (en esto no hemos
cambiado mucho).
En toda
la ciudad se respiraba un ambiente festivo, ya que no había clases, ni sesiones
del Senado, ni juicios, ni se ejecutaban las sentencias de muerte. También
estaba permitido hacer sorteos de lotería
(¡el gordo de Navidad ya existía en Roma!) y se levantaba la prohibición
de los juegos de azar.
En las
celebraciones era muy importante la luz, todos los banquetes se hacían a la luz
de las velas y de antorchas (¿las luces de Navidad?), porque se festejaba el
fin del período más oscuro del año (Santa Lucía acorta las noches y alarga los
días…) y el nacimiento del nuevo período de luz, el llamado “Sol Invictus” con
la entrada del Sol en Capricornio o solsticio de invierno (25 de
diciembre). De hecho, en el año 354
dC el obispo de Roma, Liberio, ordenó
que el 25 de diciembre se celebrara como el día del nacimiento de Cristo.
Así pues este año no olvidemos que podemos felicitar las fiestas de dos
maneras:
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